Son muchos los estudiosos, además provenientes de diversos sectores del pensamiento, que coinciden al afirmar que la Modernidad está vencida, que ha sido superada, o que fracasó por ser excesivo racionalismo, por su índole metafísica, amiga de los metarrelatos… Esto no va con el hombre y la mujer actuales, que no gustan de la metafísica ni de lo abstracto, entre otras razones porque desconfían de la capacidad de la razón para conocer la verdad y el sentido de la vida.

Además, nos hallamos en un tiempo que proyecta nuevos caminos, salidas alternativas a lo anterior. Nuestro tiempo es netamente plural, que valora las diferencias y diversidades humanas, que desconfía de las respuestas definitivas y autoritarias, pues sabe de la debilidad y limitaciones del conocer humano.

A resultas de esto, y de otros muchos factores que se consideran a lo largo del libro, ha surgido la Postmodernidad, nos hallamos en medio de ella, nos envuelve y nos proyecta hacia un futuro más que incierto. Los valores –que se habían vivido y transmitido pacíficamente hasta hace unos decenios-, en gran parte, han decaído. Por eso mismo surgen nuevos valores, pero no como antaño: no pretenden ser respuestas definitivas, ni puntos de referencia incontrovertibles.

De lo que no hay duda alguna, es que nuestra sociedad –el mundo en que vivimos- es muy distinto del que tuvieron en sus manos nuestros padres y abuelos. Estamos envueltos en la globalización a escala mundial. Y los gobiernos de las naciones son extraordinariamente sensibles a cuanto conlleva la Postmodernidad, entre las que se incluyen las pretensiones y exigencias de la ideología de género, que comprende formas de feminismo radical, que parece van a constituir toda una revolución, no solamente de las mujeres, sino de la entera sociedad.

A lo largo de las páginas que siguen, nos hemos hecho eco de todo esto, tratando de describir qué es la Postmodernidad y el momento en que nos encontramos. Queriendo ser fieles y objetivos al fin trazado, hemos querido analizar la cuestión  de la mano de sus portavoces más reconocidos y autorizados. Consideramos haber llevado a cabo una buena síntesis. Confirmarlo o no es tarea del lector.

Con nuestra palabra y valoraciones hemos apreciado positivamente el esfuerzo realizado por tantos estudiosos, comprendiendo a la perfección su loable objetivo de conocer la realidad del ser humano y de su búsqueda del sentido de la vida, en orden a seguir trabajando en un mundo, que parece va a acabar superando nuestras expectativas, como si quisiera huir de nuestras manos.

Muchos y grandiosos son los logros alcanzados desde que el ser humano comenzara preguntándose por su ser y tarea en el mundo en el que se halla. Como en cada etapa del acontecer humano, pues el mundo es temporal, nos hallamos en un momento crítico de la historia, al igual que prometedor.

El que prosigamos en la tarea de un modo eficaz, alcanzando más y mejores conquistas, en orden al futuro, dependerá en gran medida de que el ser humano se redescubra en su plenitud e integridad, de forma que no decaiga su pulso y confianza, primero en sí mismo. Luego en sus capacidades de bien, verdad y justicia.