LA VIDA DE MARÍA MEDITADA

Presentación

 

Mucho se ha escrito sobre la Virgen María a lo largo de la historia. ¡Y así seguirá siendo, hasta la consumación de los siglos!... Por supuesto, también de su hijo Jesucristo, el Hijo de Dios Encarnado. Pues la razón de ser de María es ser la Madre de Dios. Este fue su honor: amar y servir, junto a Jesús, en la magnífica empresa de la salvación de los hombres y mujeres que han pasado y pasarán por este mundo.

Se ha escrito mucho de ella, ¡y mucho más se ha hablado y predicado!,… llevando a feliz término su profecía, contenida en el Magnificat, cuando su parienta Isabel la exaltó por su fe y entrega a Dios: Todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque el Poderoso ha hecho en mí maravillas (Lc 1, 48-49).

Ciertamente, Dios obró en ella grandes portentos de amor y santidad. Su Ingenio, por amor y salvación de los hombres, ¡no ha conocido límites!... Verdaderamente, el Señor nos ha amado hasta el extremo (Jn 13,1). Siendo verdad que la Sabiduría y Santidad de Dios son infinitas, es imposible pensar que Dios hubiera podido obrar maravillas más grandes por nosotros que las que hoy conocemos por la fe…

Con razón, pues, que los escritores y santos de la Iglesia –queriendo ensalzar a la Doncella de Nazaret-, exclamaran reconociendo un imposible: “¡De María nunca se dirá bastante!”,… cuanto los humanos podamos dar a conocer del misterio de Dios obrado en ella siempre será corto y escaso…

Nunca mejor dicho que en esta ocasión, cuando tengo el gusto de ofrecer al lector esta singular obra: La vida de María meditada. No obstante sus carencias y limitaciones, con humilde afán he querido sumarme a esa reata de escritores que, a lo largo de la historia, han querido ensalzar las glorias de María, ¡la gran misericordia que Dios tuvo con su Esclava! (cf. Lc 1,38), nunca antes pensadas ni barruntadas…

No obstante, sí podemos reconocer que es una obra original. No, quizá, por sus contenidos y enseñanzas (¡qué podría decir el autor que no se haya dicho de María a lo largo de veinte siglos!...). Sí, en cambio, por la forma de presentar La vida de María, en Meditaciones.

Para que se pueda comprender, he de manifestar que en este libro se recogen una serie de meditaciones, predicadas ante el Santísimo Sacramento, a un grupo de jóvenes. Cuando uno dice “un grupo de jóvenes”, tendemos, quizá, a pensar en un grupo numeroso, y con grandes inquietudes religiosas, muy cultivados…

No, no fue así. Más bien, fue con unos jóvenes que –en honor a la verdad- no llegaban a media docena. ¡Pero ahí estaban!... ¡Cada semana, una meditación!... De unos 30 minutos pasados, a veces bastante pasados… ¡Con constancia, impertérritos al calor y al frío!... ¡Puntuales!... ¡Ante Jesús y María!...

Y es que los tiempos que corren no son como para soñar con  grandes masas de personas oyendo hablar de Jesucristo, del Amor de nuestras vidas y Salvador… La Virgen quizá más, en principio (no sé si por ser mujer), pero –a fin de cuentas-, prácticamente lo mismo, pues ella es de Jesús y nos lleva a Él. ¡Fuera de eso, no tiene sentido hablar de María!...

¿Que cuál fue mi impresión?... ¡Positiva a no más poder!... Especialmente para un sacerdote que no contaba con muchas más posibilidades pastorales… Y el hecho de estar con unos jóvenes durante varios años (no recuerdo cuántos), viernes tras viernes, ¡no está tan mal!,… ¿verdad?...

¿Qué si aguantaban?... ¡Perfectamente!... Lo que no sé es el pose que estas meditaciones –y otras más- haya podido dejar en sus almas… Pasado un tiempo, y cambiando las circunstancias de uno y otros, nos fuimos perdiendo en el trajín de la vida moderna…

No obstante, como siempre que se habla de Dios, ¡algo queda!,… ¡y siempre hay fruto!,… aunque a veces no lo percibamos con claridad,… ¡pues Dios sabrá!... Lo que sí traté fue ser cercano, directo, convincente…

Ahora confío el libro al lector, para que cada uno lo valore a su gusto.

 


ÍNDICE

 

I. MARÍA EN EL PENSAMIENTO DE DIOS

 

El misterio inefable de Dios: Santísima Trinidad

El Padre pensó en María al engendrar al Hijo

Cómo formó el Señor a María

María, ¡va a ser la Madre de Dios!

¡Somos hijos de Dios! Tomemos a María como ideal

Vivir con María

¡Somos pensados y queridos por Dios sin cesar!

¡Estamos llamados a la santidad!

  

II. MARÍA EN LAS SAGRADAS ESCRITURAS

 

María en el Antiguo Testamento

El protoevangelio: ¡El anuncio de nuestra salvación!

Nosotros somos linaje de María: ¡también venceremos al demonio!

Una virgen alumbrará un Niño

El Enmanuel con nosotros

María en el libro del Cantar de los Cantares. Y en símbolos

Personajes que nos evocan a María

¡María es nuestra Madre, Madre de la Iglesia!

Ella es la mujer del Apocalipsis

  

III. EL NOMBRE DE MARÍA    

 

Significado: Señora

Tener un nombre: valor especial en Israel

María pensada y amada por Dios desde la eternidad

Abundando en el señorío de María: sobre los ángeles

María es Nuestra Señora

María es la Hermosa

Es la Estrella del mar

Medianera de todas las gracias

Ella es la Iluminada

Predestinada por Dios

  

IV. MARÍA INMACULADA: GRANDEZA DEL MISTERIO

 

Perpetua enemistad entre el demonio y María

Salve, llena de gracia; el Señor es contigo

Convenía grandemente que María fuera Inmaculada

La Inmaculada, verdad de fe

Creer y amar a María

  

V. INMACULADA CONCEPCIÓN, MISTERIO INSONDABLE

 

Creación del ser humano: viviendo con  Dios

El pecado entró en el mundo: consecuencias

Transmisión del pecado original

María exenta del pecado original

Triunfo del demonio en el pecado

Pecado original: misterio de fe revelado

María fue preservada del pecado original

Santidad grandiosa de María

La entrega de María, y nuestra entrega

Santidad y redención de María

Maravilla de Dios obrada en María: ¿y en nosotros?

Belleza y hermosura de María: toda de Dios

  

VI. NACIMIENTO DE MARÍA

 

Mujer totalmente entregada a Dios

Nuestro nacimiento: reflexión vital, creyente

¿Qué puede esperar Dios de mí?

¡Vivamos para Dios y alcanzar el Cielo!

Nacimiento Santo de María

Grandeza y Santidad de María

Nosotros no somos como María, ¡pero tenemos que aspirar a ello!

Celebramos el nacimiento de María: nos lleva a Jesús

Gozo de la Santísima Trinidad, y de los ángeles

La entera creación se alegra al nacer María

  

VII. PRESENTACIÓN DE MARÍA EN EL TEMPLO

 

María se ofrece a Dios en su corazón y en Jerusalén

Aprendamos a ser finos de alma con Dios

María ingresa en la Casa de Dios

María: sus deseos profundos de Dios

¡Tenemos que aprender de María!

La vida de María en el Templo de Jerusalén

Nuestra entrega a Dios, tan diversa de María

¡María vive con  Dios!

¿Cómo ha de ser nuestra vida en la Casa de Dios?

  

VIII. LA ANUNCIACIÓN: MISTERIO INEFABLE

 

Amar a Dios en virginidad

Gran novedad de la virginidad cristiana

Inquietud de María al entregarla en matrimonio

Confianza de María en Dios: siendo virgen, vivir en matrimonio

Solución al problema: María tendrá por esposo a José, virgen

María y José unidos en matrimonio

La gran prueba que sufrió José

María orando por la venida del Mesías

Podemos encontrar a Dios en la vida ordinaria

¡Elegida para ser Madre del Hijo de Dios!

  

IX. LA ANUNCIACIÓN: LAS VIRTUDES DE MARÍA

 

El saludo del arcángel san Gabriel

Humildad y sencillez de María

Nosotros somos muy distintos a María

María glorifica a Dios

Su temor a ser madre…

Fieles a la vocación cristiana

La prudencia de María, que pregunta…

María crece en santidad

Virginidad de la Madre de Dios: valor de esta virtud

Ante el misterio incomprensible, la esclava del Señor

María dice a Dios

 

X. CONTEMPLEMOS LA ANUNCIACIÓN

 

El arcángel san Gabriel visita a María

María barrunta algo muy especial

María no entiende cómo se llevará a cabo lo anunciado

¡Nada hay imposible para Dios!: María se entrega

Madre de Dios por ser su esclava

¡Seamos esclavos como María!

  

XI. MARÍA VISITA A SU PRIMA, SANTA ISABEL

 

Intrepidez y audacia de María

La obediencia del amor, a la gracia

Disponibilidad de María: servir

María, apóstol de Dios al visitar a Isabel

Confianza y abandono en Dios

María en nuestra vida cristiana. Santidad de Isabel

Isabel elogia la fe de María

Isabel alaba el fruto de María

María en nuestra vida

Santidad de Juanito: nuestra llamada a ser santos

 

XII. MARÍA ALABA A DIOS: EL MAGNIFICAT

 

María alaba a Dios por sus maravillas

Recemos el Magnificat

La Virgen glorifica a Dios

Nuestra vida entera gastada en el servicio de Dios

La alegría de María está en Dios

María se sabe pequeñísima ante Dios: su humildad

 

XIII. CON MARÍA, SEGUIMOS ALABANDO A DIOS

 

La humildad, razón de su grandeza

Pedir a Dios su gracia confiadamente

María sabe de la misericordia de Dios

No olvidemos el temor de Dios, que es de amor

Dios obró portentosamente en María

Dios colma de bienes a los pobres y rechaza a los satisfechos

Cómo Dios ama a Israel y a la Iglesia

  

XIV. MARÍA, ESPERANDO SER MADRE

 

Volviendo a Nazaret

María divisa el pueblo: en casa con José

Corren los días…

¡Surge un imprevisto!

Caminando hacia Belén

María, en espíritu de contemplación, anhela darnos a Jesús

  

XV. NACE JESÚS, EL HIJO DE MARÍA

 

José busca alojamiento para su esposa y el Niño

Pero no hay sitio para ellos…

Sufrimiento de José: la pobreza

Un establo para el Rey del universo

Esperando que llegue la hora, ¡ya llegó…

Jesús es el primogénito de María

Contemplamos a Jesús, María y José

¡Ya vienen los Reyes!

 

XVI. LA PURIFICACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

 

Siendo Santa, se purifica: no quiere ser excepción

Grandeza de la humildad de María

Viviendo en soledad con Jesús

Mujer entregada por entero a Dios

Vivamos para adentro: purifiquémonos como María

En su retiro, María ruega por los pecadores

Corredimir con Cristo

¡Vivamos de fe, como María!

Sencillez de María: no busca privilegios, va a Jerusalén

  

XVII. LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO

 

Cómo María contemplaba a Jesús en este tiempo

Camino de Jerusalén: al Templo

En el templo estamos ante Dios

María recuerda los años vividos en el Templo

Rescatar a los primogénitos recordando la liberación de Egipto

María ofrece a su hijo al Padre

Ella rescata a Jesús

Nosotros participamos del sacerdocio de Cristo

Simeón sale al encuentro del Redentor

Al menos, ¡tengamos deseos santos!

Simeón se despide de este mundo

Ana también quiere glorificar a Dios: ver al Mesías

  

XVIII. LA HUÍDA A EGIPTO

 

María comienza a sufrir lo indecible

El Hijo de Dios al cuidado de dos seres humanos

Los Santos Inocentes, mártires de Cristo

Los Inocentes dan testimonio del Mesías

Huyendo en la noche

¡Aprendamos a fiarnos de Dios!

Grandeza de José: fe, confianza, obediencia…

Para vivir en Egipto, ¿cómo?...

  

XIX. VIVIENDO EN NAZARET

 

La Sagrada Familia regresa de Egipto

Poner cuanto somos y tenemos al servicio de Dios, para el bien

La fe nos enriquece y perfecciona: san José

Tengamos la libertad de espíritu: vivir para Dios

Seamos creyentes: cambiar el mundo

¡Ya estamos en Nazaret!

Valor divino de nuestra vida sencilla

¿Cómo fue la vida de María en Nazaret?

Jesús redime en Nazaret

¿Cómo pudo ser la vida de la Sagrada Familia allí?

Orden y constancia para ser santos

  

XX. NAZARET, ESCUELA DE OBEDIENCIA

 

Para hacer la voluntad de Dios

Obedecer, ejercicio de humildad

Los frutos de la obediencia

La humildad y sencillez

Una vida sencilla, pero llena de amor

Una vida entretejida de amor y sacrificio: el trabajo

¿Cómo nos redimió el Señor en Nazaret?

¿Cómo vivimos la vida ordinaria, el trabajo?

  

XXI. EL NIÑO JESÚS PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO

 

Jesús sometido a la ley

Se sometió a la ley para liberarnos de ella

Partimos de Nazaret hacia Jerusalén

Jesús sufre en el Templo de Dios

¿Dónde está el verdadero Templo?

Orando intensamente

Ritos sagrados en el Templo

¡Jesús se ha perdido!

María sufre inmensamente

Buscando al Señor

  

XXII. VIDA OCULTA DE JESÚS EN NAZARET

 

Oración constante: espíritu contemplativo

Vida de trabajo intenso, vida familiar

Las miradas de José y María convergen en Jesús

Unidad y cariño en la Sagrada Familia

Cristiano corriente: santificar la vida ordinaria

Aprendiendo de María y de José

  

XXIII. MARÍA, CON SU HIJO, EN LAS BODAS DE CANÁ

 

María y Jesús invitados

Comulguemos acompañados por María

Comienza la fiesta

¡No hay vino!...

María busca la solución

María pasa de ser Madre a mujer

La Virgen comprende su nueva misión

María dispone el milagro del Señor

Cumplamos en todo el querer divino

Mediadora de todas las gracias

Lo que María tiene que ser en nuestras vidas

¡Pasemos del Antiguo Testamento al Nuevo!

  

XXIV. LA VIDA DE LA VIRGEN DURANTE EL APOSTOLADO DEL SEÑOR

 

Jesús se despide de su Santísima Madre

La vida de María tras la marcha de Jesús

Su vida diaria en Dios

¡Vivamos con sencillez en la Iglesia de Dios!

María siempre unida íntimamente al Señor: ¿y nosotros?

La Virgen pendiente del apostolado de Jesucristo

Mediadora y Corredentora nuestra

La vida oculta de Nazaret: vida contemplativa y vida activa

Seamos contemplativos en medio del mundo

María expectante sobre Jesús

María sufre por Jesús: y nosotros, ¿qué?...

Cómo cooperó María en la obra de nuestra salvación

  

XXV. CUANDO LLEGA LA HORA DE JESÚS

 

María sabe cuanto está por suceder: su dolor es enorme

Tocando la cumbre de la obra salvífica de Cristo: su amor sin medida

Cómo vivió María los momentos previos a la Pasión

María, siempre fiel: la hora de Jesús es su hora…

Último encuentro de María y Jesús, antes de la Pasión

Coloquio intimísimo entre ambos

Jesús y María se despiden

  

XXVI. MARÍA EN LA NOCHE DEL JUEVES SANTO

 

Jesús envía a dos discípulos para que preparen todo

¡Seamos fieles al Señor, para colaborar en Su obra!

Las discípulas también pondrían su granito de arena

Ya estamos en el Cenáculo con el Señor

La primera Misa de la historia: ¡tenemos la Eucaristía!

María en el Cenáculo

Comulgamos al Señor con María

María, Cristo y la Eucaristía son inseparables

¿Cómo comulgó María?

  

XXVII. JESÚS ORA EN GETSEMANÍ

 

El Señor va al Huerto de los Olivos

Ya hemos llegado: Jesús sufre, especialmente por Judas

El Señor sufre por Pedro y los otros

Las discípulas son distintas: perseveran en el amor

María unida al Señor en su aflicción

Contemplemos al Señor orando

María sufre unida al Redentor

¡Jesús necesita de nuestra ayuda!

Orar con Jesús, sin desfallecer

El Señor se entrega a Dios por completo

Jesucristo sale al paso de los que van a apresarle

María se rompe en sufrimiento

  

XXVIII. MARÍA, CON JESÚS, SUFRE LA PASIÓN

 

El Señor es juzgado injustamente: ¡toda una farsa!

Jesús es conducido a Pilato

Pilato interroga al Señor

¡Llevadlo a Herodes! Devuelto a Pilato

Pilato se esfuerza por salvar al Señor

El Señor es torturado

Pilato intenta de nuevo salvar a Jesús

La fatídica sentencia recae sobre Jesús y María

El Señor se desposa con la Cruz

Jesús dispuesto para el Sacrificio. También la Mansa Cordera

  

XXIX. YENDO CON EL SEÑOR AL CALVARIO

 

¿Por qué es importante morir en el Calvario?

Caminando hacia la cumbre del Gólgota: amor a la cruz

¡Nuestro Jesús por los suelos!

El Señor vence su debilidad

María y Jesús se encuentran en medio del tormento

¡Sigamos!, hasta llegar a la cima y consumar el Sacrificio

¡Ya estamos cerca de la meta!

  

XXX. CRUCIFICAN AL SEÑOR, Y MARÍA SE OFRECE CON ÉL

 

Preparan al Cordero Divino para el Sacrificio

El Señor abre sus manos a los clavos

Todos contra Jesús

El Señor entronizado en la Cruz: los ladrones, su corte

Nuestra Medianera intercede por nosotros

  

XXXI. EL SEÑOR MUERE EN LA CRUZ, Y MARÍA…

 

El universo creado no quiere ver morir a su Creador

El Señor está sediento de amor

Jesucristo se abandona en manos del Padre: ¡muere por nosotros!

Con la muerte del Señor, la salvación está en marcha

¡La Vida sale de los sepulcros!

Mirarán al que traspasaron

Miremos sin cesar el Corazón abierto

Un Corazón abierto para nosotros: Bautismo

  

XXXII. MARÍA SIN JESÚS

 

Reina de los mártires

¿Dónde está ahora nuestro Jesús?

No hay consuelo para María

Descienden el cuerpo del Señor

María recibe el cuerpo del Salvador

Un sepulcro nuevo va a encerrar por tres días a la Vida

María no quiere dejar a Jesús

Cierran el sepulcro

  

XXXIII. EL LLANTO DE UNA MADRE, LA DOLOROSA

 

Sufrimiento de María: Reina de los mártires

Amar y santificar el dolor

Vivir el misterio de la comunión de los santos

Valor del dolor

¡No tengamos miedo a sufrir como María!

¡Alegrémonos con María!

¿Y cuál es nuestro camino?

Toda la vida de María fue vida de sufrimiento

María da vueltas a lo sucedido

El sufrimiento, camino que lleva a la gloria celeste

Llamados a corredimir con Cristo

  

XXXIV. MARÍA ABRAZA AL RESUCITADO

 

Ante la ley de la muerte

Jesucristo murió porque quiso: por amor. ¿Y María?

El Señor descansa en el sepulcro

¡Hay que morir para dar fruto!

No importa lo que suframos por Cristo

¡Esperemos la resurrección!

María sabe que Jesús ha resucitado

¿Cómo esperó María tan feliz acontecimiento?

El feliz encuentro

La alegría de tocar al Resucitado

Entremos en el Corazón del Resucitado, para nunca más salir

  

XXXV. MARÍA, TESTIGO DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

 

Gozando con Jesús su resurrección

A Jesús le llega la hora de dejar este mundo

El Redentor se despide de su Madre

El Señor sube a los Cielos

Jesucristo es plenamente glorificado

En Cristo, nosotros nos hemos sentado en el Cielo

Sigamos la estela del que ha subido a lo Alto

El Señor penetra en el Cielo

Busquemos los bienes celestes

Esperando con María al Paráclito

Estamos en el Cenáculo, con María y los creyentes

Debemos saber esperar los dones de Dios, al Paráclito

Esperemos con amor, viviendo la caridad fraterna

  

XXXVI. MARÍA, PRESENTE EN PENTECOSTÉS

 

¡Cuánto necesitamos al Paráclito!

La Virgen está recogida en oración. Nosotros también

Encerrados en el Cenáculo con María

Aprendamos a esperar en Dios

Esperamos con  María: ser transformados

¡Ya está con nosotros!

¡Hablemos sin cesar de Dios!

Nace la Iglesia de Dios

Espíritu santificador

María sigue interiorizando los misterios divinos; nosotros también

  

XXXVII. DORMICIÓN DE NUESTRA MADRE

 

La muerte, una realidad humana: ¿se libró María?

¿Murió o no?

Dormición de María

Los Apóstoles quieren despedirse de la Madre

Cómo llegó su hora

Contemplemos el cuerpo y la santidad de María

Nos despedimos de La Madre

Se nos ha ido María, pero ¡sigue con nosotros!

Su cuerpo no se va a corromper

María sube al Cielo

Nuestra doble suerte

El abrazo eterno de Jesús y María

Jesús y María nos preceden en el Reino

  

XXXVIII. MARÍA ES CORONADA EN EL CIELO

 

Medianera universal de la gracia

María es la omnipotencia suplicante

Confiar en la intercesión maternal de María ante Jesucristo

Mediación de María subordinada a la de Cristo

¿Cómo intercede por nosotros?

Es coronada como Reina de todo lo creado

  

 



Precio: 36,40 €