La vida del ser humano sobre la tierra nunca ha sido acomodaticia, ni fácilmente llevadera. Siempre ha habido que luchar por vencer las adversidades, dominar la naturaleza, promover relaciones fraternas entre todos,... además de dominarse a sí mismo cada uno, y encauzar positivamente las energías y facultades propias...

Además de esto –que no es poca cosa-, a lo largo de la historia muchas personas emprendieron grandes aventuras, en orden a descubrir el mundo y dominarlo. No fueron pocos los que se ensoñaron con formar imperios y ensanchar las fronteras nacionales,... en orden a enriquecerse y dominar el Globo terráqueo.

Muchos han sido los imperios formados a lo largo de la historia. Todos, uno tras otro, tuvieron su tiempo de esplendor, pero también la decadencia, llegando hasta a desaparecer por completo.

En este empeño por dominar el mundo, tenemos presente a un personaje singular, del que sabemos mucho, pero al que no conocemos personalmente... ¡Y que sea así por siempre, en favor de todos los hombres y mujeres!...

Me refiero a Lucifer, también llamado Satanás, aunque –propiamente hablando- no sean del todo identificables. Desde siempre ha sido el Príncipe de este mundo, pues domina –en la medida que Dios se lo permite- sobre todo: personas, naciones, dinero, propiedades...

Pero hubo Uno con quien no pudo, ¡ni jamás podrá!... Es el Señor de la historia, que reina en este mundo –aunque a veces podamos tener la impresión que ha perdido el control-, ¡y que reinará eternamente!, una vez su Reino haya alcanzado su plenitud, entrando ya en la Vida Eterna.

Es Jesucristo, el Hijo de Dios Encarnado en el seno de la Virgen María, Redentor de los hombres. A Él, como decía, también quiso derrotarle el demonio, de tal modo que se sometiera a sus planes. Fue en el desierto, cuando le tentó por tres veces. En una de ellas, le mostró sus dominios sobre la tierra, diciéndole: Todo esto me pertenece; te lo daré si me adoras. Jesucristo lo despachó diciéndole: Apártate, Satanás, porque escrito está: “Al Señor tu Dios adorarás y a Él solo darás culto” (Mt 4, 9-10).

Sólo Dios es digno y merece ser adorado. Satanás no puede serlo, ya que no es Dios. En ello está la soberbia infernal: el demonio pretende suplantar a Dios.

Engañosamente se presentó ante Jesucristo, como Príncipe de este mundo, ocultando la verdad: si reina en este mundo es a causa del pecado, y en la medida que Dios se lo permite, en orden a alcanzar bienes mayores.

Queriendo dominar sobre el mundo, y en oposición abierta a Dios, Lucifer creó la masonería como instrumento suyo, en orden a alejar a los hombres de Dios y ganarlos para sí.

Los masones son sus servidores. Muchos de ellos –especialmente sus más altos dirigentes-, le adoran y prestan vasallaje, trabajando al dictado de sus órdenes y proyectos.

El objetivo es claro y definido: construir el mundo en oposición a Dios, y en servicio y adoración de Satanás. ¡Es lo que, en última instancia, pretende el Nuevo Orden Mundial!, que están diseñando, junto con otros objetivos subordinados a lo anterior.

Siempre ha sido así a lo largo de la historia, pues como decía san Agustín dos ciudades hay en el mundo, que luchan y rivalizan entre sí: la Ciudad de Dios y la ciudad del mal, que es lo mismo que decir: el Reino de Dios y el reino del pecado y del maligno. ¡Y así será hasta el fin de la historia!... Hasta el preciso momento en que Jesucristo instaure en plenitud su Reino celeste.

Precisamente en orden a constituir ese Nuevo Orden Mundial, la masonería se ha servido de la pandemia del covid-19, que ellos mismos crearon, para diezmar la población mundial, en ese objetivo loco que les inspira: reducir drásticamente la población, en orden a una hipotética sostenibilidad del Planeta. Todo ello, en orden a mostrar fehacientemente su poder, y como paso previo a constituir un único centro de poder mundial –una vez borrados de la faz de la tierra Cristo y su Iglesia-, con una ética laica y universal, para así servir al Instigador de la masonería, rindiéndole la adoración que tanto ambiciona.

En orden a desenmascarar lo que ha sido la pandemia, y muchas de las realidades que han acompañado la producción e inoculación de las vacunas anti-covid he escrito las páginas que siguen a continuación. Espero que los lectores puedan apercibirse de lo sucedido, ¡y de lo que está en juego!, de lo que viene, seguramente de una forma inminente....