Ecumenismo, punto crítico

Presentación

    El momento que vive la Iglesia en esta etapa de la his¬toria, si bien cargado de dificultades, se carac¬teriza por la esperan¬za. Los cristianos están llamados a vivir con auténti¬ca pasión este tiempo, cuando ya en el horizonte se vislumbra un futuro cuajado de presagios y promesas, acompañadas también por desafíos urgentes.

    Una de las tareas más grandes, y entusiasmantes, de la actualidad en que está empeñada la Esposa de Cristo, es el ecumenis¬mo. Se trata de un movimiento que, de parte católica, surgió con fuerza hacia el año 1910, y que con la celebración del Concilio Ecuménico Vatica¬no II –por parte de la Iglesia Católica- recibió su definitivo espaldarazo, imprimiéndole nuevo impul¬so. Hoy -podemos afir¬mar- el ecumenismo está impreso con caracteres indelebles en la conciencia viva de la Iglesia.

    Los logros alcanzados desde entonces son magníficos, cuando, vistas las cosas con ojos escépticos, poco cabía espe¬rar. Es un movimien¬to impulsado por el Espíritu Santo que anima a la Igle¬sia y que, guiado por el cayado de los sagra¬dos Pastores, augura la realización del deseo -hecho ora¬ción- de Cristo: Que sean uno... (Jn 17,21).

    Con el Concilio, Pablo VI fue su gran impulsor, situando a la Iglesia en relación de diálogo fraterno con los hermanos separados, diálogo inspirado en la verdad y penetrado de la caridad sobrenatural de Cristo. Todavía recuerda el mundo aquel memorable encuentro suyo con el Patriarca Atenágoras, encuentro que después de muchos siglos de ruptura ha marcado todo un hito histórico.

    Luego llegó al timón de la Iglesia Juan Pablo II, que declaró como programa prioritario del Pontificado -y así lo ha manifestado frecuentemente- llevar a cabo el proyecto pastoral del Concilio, trabajando en el mismo surco abierto por el magnífico pontificado de Pablo VI. En esta dinámica, el ecumenismo tiene el carácter de tarea prioritaria.

    En este libro se recogen lo que -entiendo- constituyen los principios fundamentales que han de inspirar y orientar la realización del auténtico ecumenismo, promovido por el concilio Vaticano II. La fuente de donde manan son, principalmente, las enseñanzas de los Pontífices, además de la reflexión hecha por eminentes ecumenistas. También tendremos en cuenta los elementos que configuran lo que se conoce como praxis ecuménica, sobre todo en atención a las indicaciones del Directorio publicado (25-3-1993).

    No obstante, hemos de considerar que, hace algún tiempo, en ciertos medios, se han dejado oír voces que expresan una inquietud: «Se está frenan¬do el desarrollo ecuménico...».

    Este estudio muestra que no es así, sino todo lo contrario. Recordemos, a este respecto, la infatigable acti¬vidad ecuménica de Juan Pablo II, que -entre otras cosas- viajó a Gine¬bra para hacerse presente ante el Consejo Mundial de las Iglesias; recordemos también su viaje de junio de 1989 -netamente ecúmenico- a los países escandinavos... Y, hace unos años, a Alemania, para conmemorar el 450 aniversario de la muerte de Lutero. Tam¬bién sus innumerables encuen¬tros con los representantes de las Confesiones cristianas, con todos los líderes religiosos del mundo... Años atrás, su oración en Asís, con representantes de todas las Iglesias y religiones, para impetrar de Dios el don de la paz en favor del mundo. Especial impacto causó su visita a la Iglesia en Rumanía. Allí se encontró (por primera vez un Pontífice visitaba oficialmente a la Iglesia ortodoxa) con el Patriarca ortodoxo Teoctist. Y Juan Pablo II pronunció aquellas memorables palabras: «Todos estamos llamados a anunciar juntos el Evangelio, con amor y estima recíproca. ¡Cuántos campos se abren ante nosotros para realizar una tarea que nos compromete a todos, con respeto mutuo y con el deseo común de ser útiles a la humanidad, por la que el Hijo de Dios dio su vida!» (Discurso, 8-5-1999).

    Desde la perspectiva doctrinal, durante su Pontificado, mencionemos la publicación del Directorio de ecumenismo antes aludido, así como la publicación de la Carta apostólica Orientale lumen (2-5-1995), y la importantísima Encíclica Ut unum sint (25-5-1995). Grandísima importancia tiene el Catecismo de la Iglesia católica (11-10-1992), como punto de referencia de la fe de la Iglesia, en orden a promover el diálogo ecuménico, y alcanzar la comunión anhelada.

    Su sucesor, Benedicto XVI, ha dado sobradas muestras de sensibilidad ecuménica. Lo hizo ya como teólogo y, luego, como Cardenal de la santa Iglesia. Desde que subiera al Solio pontificio, se ha prodigado en contactos y relaciones ecuménicas...

    Por todo esto, ¡no!, no se puede sostener -en modo alguno- que se está frenando el ecumenismo. Sin embargo, lo que sí se advierte -frente a algunos excesos- es una firme voluntad de resituar el empeño ecuménico en su marco adecuado: respeto a la verdad revelada por Cristo, fidelidad al depósito recibido por la Iglesia, fuerte impulso a la caridad y al diálogo fraterno... Y, para evitar todo posible equívoco, baste con¬siderar que Benedicto XVI remite constantemente al De¬creto conciliar Unitatis redintegratio, como fiel expresión de la «voluntad de toda la Iglesia». Para encauzar adecuadamente los trabajos ecuménicos, habrá que poner en práctica -con espíritu fiel y ánimo generoso- el Directorio ecuménico, inspirado en la enseñanza conciliar y la praxis ecuménica

posterior.

    No obstante –hay que reconocerlo-, vivimos un momento de gran preocupación ecuménica. Quizás debido a que las dificultades que se van encontrando en el camino son mayores que las esperadas... Quizás, también, porque los frutos no llegan, o porque tardan en llegar, y así cunde el desánimo y el cansancio... O porque, en lugar de superar los problemas con que ya contábamos, han surgido otros nuevos, de forma que parece que no hay solución posible...

    Buen reflejo de todo esto, seguramente, son esas palabras de Benedicto XVI en su reciente viaje a Australia, y que tanta expectación han levantado: «Queridos amigos en Cristo, creo que estaréis de acuerdo en considerar que el movimiento ecuménico ha llegado a un punto crítico. Para avanzar hemos de pedir continuamente a Dios que renueve nuestras mentes con la gracia del Espíritu Santo (cf. Rm 12,2), que nos habla por medio de las Escrituras y nos conduce a la verdad completa (cf. 2 P 1,20-21; Jn 16,13)» (Discurso ecuménico en Sydney, 18-7-2008).

    Sea lo que fuere, estuvieren las cosas como estuvieren, lo que está claro es que no podemos cejar en el empeño ecuménico, que constituye un camino irreversible en la Iglesia. Un camino, una meta, que ha suscitado el Espíritu Santo. ¡Y, si Él la ha suscitado, será porque Él mismo querrá darle feliz cumplimiento!... Pero, eso sí, ¡contando con nosotros, con nuestro trabajo y oración, con nuestra entrega fiel y generosa!...

    El ecumenismo, se puede decir con verdad, es una tarea apasionante, en cuanto empeño humano alentado por el Espíri¬tu, para realizar el querer de Dios: la unidad de aquellos que confiesan al Dios Uno y Trino. Es un reto que empeña fuertemente a la Igle¬sia católica, más todavía si consideramos los grandes desafíos que está llamada a afrontar en este tercer milenio, en orden a la evangeliza¬ción del mundo.

    Así lo señaló justamente Juan Pablo II en las Cartas apostólicas Tertio millennio adveniente (10-11-1994), como preparación al gran Jubileo del año 2000, que abre paso al tercer milenio del Cristianismo, y en Orientale lumen (2-5-1995), celebrando las riquezas de espiritualidad y teología de la Iglesia en Oriente. Y en esta misma perspectiva se sitúa la nueva evangelización, como empeño pastoral en el que está firmemente comprometida la Iglesia entera.

    A este propósito –convendrá no olvidarlo-, la elección de Benedicto XVI, eminente sabio y conocedor de la Iglesia, además de estrecho colaborador del anterior Pontífice, suscitó grandes esperanzas ecuménicas. No solo por su acerbo intelectual. Sobre todo porque, dado su nacimiento, procedía del mundo alemán, de la tierra de Lutero, que llevó a cabo la Reforma protestante.

    Por otra parte, en sus escritos, como teólogo y Cardenal de la Iglesia, dio sobradas muestras de solicitud ecuménica. Así realizó profundos análisis, incluso se permitió sugerir algún camino de solución a ciertos problemas ecuménicos que, quizás, en aquel momento, a más de uno, pudieron parecer un tanto aventurados y atrevidos...

    ¡Esperemos, pues, esperemos!... Pero no esperemos pasivamente. Esperemos orando, y trabajando, todo cuanto podamos por el ecumenismo. Esperemos sin caer en el desánimo, ni en el desaliento... ¡Todavía queda mucho por hacer!... Y, como siempre, ¡en las empresas sobrenaturales, lo más grande y lo más importante, depende de Dios!...

    Confiamos, pues, que las reflexiones, e intuiciones, recogidas en este libro sirvan al lector para avivar el espíritu ecuménico. Y para cobrar nuevo ánimo. Consideramos que se trata de un libro muy sugestivo. Con ese fin, hemos querido enriquecerlo con abundantes citas y textos –tanto del magisterio como de los teólogos-, pues de ese modo ganamos en solidez y rigor. Incluso los textos traídos a colación, así como los estudios y documentos citados, pueden ser un aliciente para proseguir en el estudio, en orden a una mayor profundización.

    Al terminar esta presentación, no puedo dejar pasar por alto que fue el mismo Benedicto XVI quien, con su palabra, me impulsó a escribirlo. Ciertamente, ya había escrito otras cosas sobre ecumenismo, y contaba con abundantes apuntes para ello. Pero cuando el Papa anunció la celebración del Año Paulino y animó, con ocasión del mismo, a escribir sobre la egregia figura del Apóstol y sobre el ecumenismo, no pude hacer “oídos sordos” a la propuesta. Más todavía cuando el Papa, en su viaje a Australia, atrajo mi atención diciendo: «Queridos amigos en Cristo, creo que estaréis de acuerdo en considerar que el movimiento ecuménico ha llegado a un punto crítico».

    Espero que este libro ayude a que el momento crítico por el que pasa el ecumenismo, no sea tan crítico. ¡O, a que no lo pueda ser en el futuro!... Alimentemos nuestros espíritus, fortalezcámosles, con la esperanza de alcanzar un día la perfecta unidad de los cristianos, porque «spes autem non confundit», porque la esperanza no quedará confundida, dijo el Apóstol de las gentes (Rm 5,4), el Apóstol universal.

ÍNDICE

PRESENTACIÓN

INTRODUCCIÓN

A) LA REALIDAD DEL MUNDO CRISTIANO

Algunas diferencias...

I- IGLESIAS ORIENTALES CATÓLICAS

II- IGLESIAS SURGIDAS CON EL CISMA DE ORIENTE

La ortodoxia

* Origen de la ruptura con las Iglesias ortodoxas

* Significado eclesial de la Ortodoxia

La Iglesia asiria

La Iglesia jacobita

La Iglesia malankar

La iglesia copta

La Iglesia etíope

Separación de los patriarcados

Las Iglesias ortodoxas

III- IGLESIAS PROVENIENTES DE LA REFORMA

Origen de la ruptura con los protestantes

Luteranismo

Protestantismo reformado

La Iglesia anglicana

Nuevas tendencias

IV- OTRAS REALIDADES

Iglesias establecidas e Iglesias libres

Otras realidades: las sectas

B) EL MOVIMIENTO ECUMÉNICO

Premisa básica del Movimiento ecuménico

Con la fuerza de la fe

Precedentes del movimiento ecuménico

Consejo Ecuménico de las Iglesias ante la celebración del Concilio

Lo que es, y lo que no es, movimiento ecuménico...

No es posible sin la Iglesia católica

Concilio Ecuménico Vaticano II

Fundamento del ecumenismo

Motivos que lo inspiran

Actitudes ecuménicas a lo largo de la historia

Actitudes ecuménicas actuales

Cualidades que lo caracterizan

Dificultades para el ecumenismo

Peligros a evitar

Compromiso irrevocable

Métodos que se han empleado para alcanzar la unión

* Postura de la Iglesia al afrontar el ecumenismo

* Pluralismo en el marco de la unidad

* No se trata de caer en la uniformidad...

Hermano Roger: los jóvenes demandan la unidad de los cristianos

C) PRINCIPIOS Y PRESUPUESTOS ECUMÉNICOS

Razón fundamental del ecumenismo

El ecumenismo, acción de la Iglesia: ¿Por qué las divisiones?

La evangelización del hombre de hoy

El misterio de la Iglesia en orden a la unidad: Iglesia y ecumenismo

Comunión y unidad en orden a la misión

La Iglesia, servidora del hombre

Ecumenismo: Iglesia y Eucaristía

El Espíritu Santo, ¿causa de fricción ecuménica?

El hombre en relación con la propia verdad moral

La evangelización del mundo

El ecumenismo no es una táctica

División de los cristianos, problema grave

La división compromete la misión de la Iglesia

La división es un pecado

El problema del Sumo Pontificado

D) DOCTRINA CATÓLICA SOBRE EL ECUMENISMO

Pío IX (1846-1878)

León XIII (1878-1903), nuevo impulso al ecumenismo

San Pío X (1903-1914)

Benedicto XV (1914-1922)

Pío XI (1922-1939)

Pío XII (1939-1958)

* Dos Instrucciones para orientar el ecumenismo

Juan XXIII (1958-1963), un Papa de ideal ecuménico

* Creación del Secretariado para la Promoción de la unidad de los Cristianos

Pablo VI, infatigable ecumenista

Concilio Vaticano II y ecumenismo

* Concilio, piedra milenaria del ecumenismo

* El Concilio y su desarrollo ante las dificultades ecuménicas

* Sacramentos e Iglesia de Cristo

* Iglesias particulares e Iglesia universal

* Valor vinculante del Decreto Unitatis redintegratio

* Valoración del evento conciliar

* Actitud de algunas Iglesias ante la celebración del Concilio

Juan Pablo II (1978-2005), impulsor decisivo del ecumenismo

El ecumenismo en el Catecismo de la Iglesia católica

La Declaración Dominus Iesus

E) UNIDAD EN LA COMUNIÓN CRISTIANA

Unidad de la Iglesia, fruto del Espíritu Santo

La Eucaristía y el Episcopado construyen la Iglesia en unidad

Iglesias hermanas y federación de Iglesias

La comunión cristiana

Unidad de los cristianos

* Don de Dios y obra de Cristo

* Tarea humana

* Unidad interna de la Iglesia

* Presupuestos para la unidad

* Condiciones y fundamentos para alcanzar la unidad

* Unidad y pluralismo

* Urgencia por la unidad ante la evangelización del mundo

* Esperanza en favor de la unidad

* Ministerio del Sucesor de Pedro: servidor de la unidad

* El valor de la Tradición

* No es posible alcanzar la unidad a cualquier precio

F) ACTORES DEL ECUMENISMO

Sujetos activos en el ecumenismo

Responsables de la acción ecuménica

G) ECUMENISMO ESPIRITUAL

Caridad fraterna

Oración en favor del ecumenismo

Valor de la oración ecuménica: orar juntos

Espiritualidad y ascesis ecuménica

H) DIÁLOGO y ECUMENISMO

Diálogo ecuménico

Cómo debe ser el diálogo a partir del Concilio

Teología y ecumenismo

Por una teología ecuménica

Diálogo teológico

Irenismo

I) ECUMENISMO PRÁCTICO

Para converger en orden a la unidad

Colaboración fraterna

Catequesis y ecumenismo

Formación ecuménica

Ecumenismo y Sagrada Escritura

Ecumenismo y communicatio in sacris

Realizaciones prácticas del ecumenismo

Los cristianos, sirviendo al amor y a la vida

J) OBJETIVO: CELEBRAR JUNTOS LA EUCARISTÍA

Cristo, actor de la unidad

Fin del ecumenismo y renovación de la Iglesia

K) ECUMENISMO Y NUEVA EVANGELIZACIÓN

Europa y el ecumenismo

Nueva evangelización

El ecumenismo, desafío ante el nuevo milenio

Esperanza ecuménica

L) PRAXIS DE ECUMENISMO: DIRECTORIO DE ECUMENISMO

Para hacer operativo el ecumenismo

Elementos nuevos del Directorio

EPÍLOGO

Momento crítico en el ecumenismo

* Factores positivos y negativos

Alegría por la unidad recobrada

María, Madre de la unidad de la Iglesia

Precio 12,00 euros