ENSÉÑANOS A ORAR
Fue en un momento indeterminado cuando, según san Lucas, uno de los discípulos, en un arranque de amor, dijo al Señor: Enséñanos a orar (Lc 11,1). El Maestro, que estaba deseando hacerlo, comenzó a desgranar las invocaciones del Padrenuestro.
A diferencia de Lucas, san Mateo pone la decisión de enseñar esta hermosa oración –que ha sido reconocida como un compendio de todo el Evangelio- directamente en labios de Jesús (cf. Mt 6,9).
En fin, diversidad de matices, diversidad de tomas de posición al narrar los hechos evangélicos, pero que confluyen en la misma conclusión: Es Jesucristo el Maestro de la oración, ¡su misma vida fue toda ella oración!... Es Él quien nos enseña, pues, a orar como es debido. Y así eleva su alma al Padre celestial. Cosa que hace movido por el Espíritu Santo, pues si enseña a orar es por amor, ¡para que amemos!...
De este modo, podemos considerar que la vida de oración constituye siempre un movimiento de la vida trinitaria en las almas humanas: Oramos unidos a Jesucristo –nuestro Hermano mayor-, a impulsos del Espíritu Santo, elevando nuestros corazones al Padre Celestial, fuente de la Trinidad, origen y meta de todo cuanto es y existe. También de nuestras vidas.
Por esto mismo, podemos concluir que, hablando con propiedad, solamente Jesucristo –el Maestro de los hombres- puede enseñarnos a orar. Y si Él ora movido por el Espíritu Santo (con quien es Uno en el seno de la Trinidad y por ser el Ungido del Paráclito en su humanidad), hemos de concluir también que ¡sólo podremos orar si es a impulsos del Espíritu!...
En efecto, el Don Increado ha sido derramado en nuestros corazones (cf. Rm 5,5), para que tengamos vida divina en nosotros. Él es quién vive y mora en nosotros (y con Él también el Padre y el Hijo). ¡Él mismo ama en nosotros, y nos mueve a amar!... Y la oración forma parte esencial de esa vida de amor, de ese movimiento interior del que nosotros poco sabemos y poco podemos saber, pues constituye un misterio insondable e inefable: ¡la vida de Dios en nosotros!... Tendremos toda una eternidad, en el Cielo, para admirarnos de lo que Dios hizo en nosotros viviendo en este mundo, ¡y amar entonces de verdad, como no podemos imaginar siquiera!...
Hemos sido bautizados en el Espíritu (cf. Mt 3,11), para ser hombres y mujeres espirituales. Hemos nacido de Él, para ser de Dios (cf. Jn 3, 7-8). Y, lógicamente, vivir como Dios espera de nosotros, de forma que en todo podamos agradarle.
La vida espiritual es, por tanto, fruto de la acción del Espíritu Santo en nosotros. De ahí que san Pablo escribiera: El Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene; mas el Espíritu aboga por nosotros con gemidos inenarrables (Rm 8,26).
¡Qué maravilla, pues, el sabernos depositarios de Dios!... ¡Qué maravilla saber que Él vive y actúa en nosotros!... ¡Que ama y ora en nosotros con gemidos inenarrables!
¡Es un misterio, un gran misterio!... ¡La vida de Dios en nosotros!... ¡Dios que vive y ama en nosotros!... Por eso podemos concluir que ¡solamente Jesucristo y el Espíritu Santo pueden enseñar al hombre a orar!... ¡Sólo ellos son maestros auténticos y acreditados!...
Mas como Dios vive y actúa en su Iglesia –en todos aquellos hombres y mujeres en los que Él habita-, y como quiere comunicar sus dones a los hombres por medio de los sagrados pastores, no es de extrañar que nos dirijamos al que ha sido nuestro Santo Padre en la fe, Benedicto XVI, con esta misma invocación: Enséñanos a orar. Más habida cuenta que él, como Pastor celoso de la Iglesia, puesto por el Señor al frente del rebaño, haciendo sus veces como Sucesor de san Pedro, haya querido regalarnos a lo largo de varias semanas con sus palabras, a fin de enseñarnos a orar… ¡La oración y vida del Papa han sido la mejor enseñanza!...
De ahí que hayamos querido recoger en este libro tan densas y clarificantes enseñanzas, sabedores de su riqueza y del gran bien espiritual que pueden promover en los hombres de nuestro tiempo, que buscan afanosamente la verdad, el bien y la felicidad que anhelan… ¡Y que quisieran amar en Espíritu y verdad! (Jn 4,23).
I. ENSÉÑANOS A ORAR
El hombre ha orado siempre a Dios
La oración es intrínseca al hombre
Dios escucha con paciencia la oración
II. APRENDER DE JACOB A PERSEVERAR Y LUCHAR EN LA ORACIÓN
Hijo de Isaac y hermano de Esaú
Luchando con un adversario
Jacob se llamará Israel
Jacob es bendecido por Dios
La oración, lucha confiada con Dios
III. MOISÉS, HOMBRE DE ORACIÓN
Su vida estuvo acompasada por la oración
El becerro de oro, un dios manipulable
Moisés intercede en favor del pueblo
Cristo, nuestro intercesor
IV. ELÍAS, DEFENSOR DE LA VERDAD DE DIOS
Servidor de Dios: fuego que quema
Al servicio de la verdad de Dios, en contra del ídolo Baal
Elías reza a Dios para que manifieste su verdad
Dios se da a conocer
Lo que podemos aprender…
V. EL LIBRO DE LOS SALMOS
Nuevo plan: seguir el libro de los Salmos
Riqueza espiritual de los Salmos
La oración de súplica y de alabanza
Oración inspirada por Dios: escuela de oración
Orar como niños ante el Padre celestial
El Salterio, libro de alabanzas a Dios
David, autor de los Salmos
El Salterio en el Nuevo Testamento
Orar con los Salmos
VI. SALOMÓN PIDIÓ SABIDURÍA
Su petición fue muy singular
Escuchar la voz de la conciencia
VII. LEER LA BIBLIA
Recomendación del Papa
VIII. IMPORTANCIA DEL SILENCIO EN LA VIDA DE ORACIÓN
El testimonio de santa Clara
IX. LA ORACIÓN MENTAL
¿Cómo María entró en el Paraíso?
¿Qué es meditar?: el ejemplo de María
Necesitamos meditar
Ser constantes en la meditación
X. VALOR RELIGIOSO DEL ARTE
El arte, camino para descubrir lo infinito
Camino para llegar a Dios
Por medio del arte religioso, alcanzar la gracia de Dios
XI. MEDITACIÓN SOBRE EL SALMO 3
Confianza en Dios en medio de un sufrimiento inmenso
Responder con fe a los ataques contra la fe: Dios salva
Seguridad total en el auxilio divino
Certeza confortadora de la fe
XII. MEDITACIÓN SOBRE EL SALMO 12
Salmo cristológico
El silencio de Dios ante el sufrimiento del hombre: el grito desgarrador de Cristo en la Cruz
Haciendo memoria de los beneficios recibidos de Dios y de la confianza puesta en Él
Dios interviene en favor de sus elegidos. Sufrimientos del Señor
Redoblar la confianza en medio de la prueba: ¡Dios no defrauda!...
XIII. MEDITACIÓN SOBRE EL SALMO 23
El Salmo del buen pastor, que cuida de sus ovejas
El pastor sabe cómo conducir a sus ovejas
Seguir al Señor con plena seguridad
¿Cómo nos cuida Dios?
¿Cómo Dios nos protege y acompaña?
XIV. MEDITACIÓN SOBRE EL SALMO 126
Alegría por la liberación de Dios
Dios obra maravillas en favor de los hombres: deber de gratitud
Anhelo por una salvación plena: la redención
Esperar y confiar en Dios
XV. MEDITACIÓN SOBRE EL SALMO 136, EL «GRAN HALLEL»
Salmo de alabanza, de acción de gracias
Agradecimiento por el mundo creado
Gratitud por al liberación de la esclavitud de Egipto
Recuerdo de las grandes maravillas obradas por Dios en favor de su pueblo
Hacer oración con el Salmo: hacia la Pascua del Señor
XVI. MEDITACIÓN SOBRE EL SALMO 119
Estructura y temática del Salmo
Fidelidad del salmista y de la Virgen María a la Palabra de Dios
Fidelidad a la Palabra de Dios y a la Ley del Señor
Para ir al encuentro del Señor: Él es nuestra heredad
Poner nuestra seguridad sólo en Dios
XVII. MEDITACIÓN SOBRE EL SALMO 110
Salmo real: profecía mesiánica de Cristo
¿Cómo es el rey mesiánico?
Realeza y sacerdocio en la misma persona, Cristo
Glorificación celeste del rey, Jesús
El Señor instaura el Reino celeste
XVIII. JESUCRISTO, MAESTRO DE ORACIÓN
La oración, eje de la vida del Señor
Jesús orando al ser bautizado
El Señor dispuesto a realizar su misión salvífica
La oración, hábito en la vida del Señor
Jesús enseña a orar partiendo de su experiencia familiar y personal
La oración marca el ritmo de la vida del Señor
¿Cómo es nuestra oración?, ¿cómo debe ser?...
XIX. EL HIMNO DEL JÚBILO MESIÁNICO
Profunda e íntima comunión de Jesús con el Padre en el Espíritu Santo
Dios Padre, Señor del cielo y de la tierra se agrada en los sencillos
¿Cuál es la sencillez y pequeñez de los hijos de Dios?
Contexto en el que Jesús proclama el himno
La alegría de Jesús en el Espíritu Santo
XX. La oración sanadora de Dios
Dios Padre sana a través de Jesucristo: curación del sordomudo
Oración y resurrección de Lázaro
Orar no para ser curados, sino para cumplir la voluntad de Dios
Orar en la enfermedad: Dios está presente en el mundo
El amor a Dios y el amor al prójimo van unidos
XXI. LA ORACIÓN DE LA SAGRADA FAMILIA
Nazaret, escuela de oración: valor del silencio
La infancia de Jesús: presentación en el Templo
María y José, contemplando a Jesús
El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo: cumple lo que es propio del Hijo del Padre
La Sagrada Familia, icono de la Iglesia orante, escuela de oración
XXII. LA ORACIÓN DEL SEÑOR EN LA ÚLTIMA CENA
Contexto de la celebración
Celebración de la Eucaristía: alabanza y acción de gracias
Jesús se entrega por nosotros
El Señor se entrega por obediencia a la voluntad del Padre
Jesús se entrega por cada uno de nosotros
Jesús oró por nosotros para que el mal no venza el bien, para que nuestra vida no se pierda
XXIII. LA ORACIÓN DEL SEÑOR AL SER GLORIFICADO
La oración sacerdotal de Jesús
El Señor ora por sí mismo
Jesús ora por los discípulos
Oración por toda la humanidad, hasta el final de los tiempos
La oración de Jesús se cumple en la Iglesia
XXIV. LA ORACIÓN DEL SEÑOR EN GETSEMANÍ
Jesús ora acompañado, pero ora solo
Tristeza mortal del Señor
Súplica vehemente al Padre
Entrega total al querer de Dios
El Señor cumple la voluntad del Padre
XXV. LA ORACIÓN DE JESÚS: EL ABANDONO EN LA CRUZ
El Señor ora en la Cruz
El Señor ora unido al Padre: ¿cómo fue su abandono?
Llevemos con confianza la cruz de Cristo
XXVI. JESÚS ORANDO ANTE LA INMINENCIA DE LA MUERTE
El Señor ora por sus verdugos
El Señor acoge la petición del buen ladrón
Jesús se confía al Padre
Aprendamos de la oración del Señor
XXVII. EL SILENCIO DE JESÚS
El silencio del Señor en la Cruz
Oración y silencio en la vida de los creyentes
Comprender el silencio de Dios en nuestra vida
La oración de Jesús en el Catecismo de la Iglesia católica y su Compendio
Aprendamos a orar del Señor
XXVIII. LA ORACIÓN EN LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES
La Iglesia en espíritu de oración
Seguir el ejemplo de María orante
María acompaña la vida de la Iglesia y nos enseña a orar
XXIX. LA ORACIÓN EN LA PRIMITIVA IGLESIA
Un pequeño pentecostés…
Orar unidos en la comunión de la Iglesia, para comunicar la fe
Manifestar a los hombres la bondad de Dios
XXX. LA VIDA DE ORACIÓN Y LA CARIDAD EN LA IGLESIA
Iglesia primitiva: no descuidar ninguna de ellas
Anuncio evangélico y servicio de caridad
Ante las tentaciones de la vida actual…
No hacer nada en la Iglesia sin oración: pastoral
XXXI. LA ORACIÓN DE SAN ESTEBAN
Comprender la propia vida a partir de la Sagrada Escritura
Meditar en la historia de la salvación y orar en el Templo nuevo, Cristo
Esteban se identificó plenamente con Cristo en el martirio
Debemos orar como san Esteban
XXXII. LA IGLESIA ORABA POR SAN PEDRO
Pedro es liberado de la cárcel
Actitud de Pedro en la cárcel: oración de abandono y confianza en Dios
¿Cómo ha de ser la oración de la Iglesia?
Afrontar las pruebas de la vida con la fuerza de la oración
XXXIII. LA ORACIÓN EN LAS CARTAS DE SAN PABLO
La oración, presente en todo
La oración, don de Dios
La pobreza de nuestra oración: el Espíritu ora en nosotros
Orar en el Espíritu
Orar para ser libres y realizar el bien
La oración en el sufrimiento confiere fortaleza
Orar con toda la humanidad, con la entera creación
XXXIV. EL ESPÍRITU SANTO NOS LLEVA A TRATAR A DIOS PADRE COMO HIJOS SUYOS
Tratar a Dios como hijos, llenos de confianza
Ante la pérdida actual del sentido de filiación…
Dimensiones de la paternidad de Dios
¿Cómo el Espíritu Santos nos lleva a orar como hijos de Dios?
Orar como hijos de Dios en la Iglesia
Aprendamos de María
XXXV. LA FIDELIDAD DE DIOS Y LA ENTREGA DEL HOMBRE
Ante los consuelos de Dios, acción de gracias
Por la unión con Dios, somos capaces de consolar a otros
Dios es fiel a sus promesas y dones otorgados
El sí de Dios en el amén de la Iglesia
XXXVI. IMPORTANCIA DE LA ORACIÓN EN LA VIDA DE SAN PABLO
Humildad y sencillez al recibir los dones de Dios
Alegría en la lucha y tribulaciones
La oración, fuente de energía espiritual
Belleza de la contemplación de Dios: fortaleza interior
Constancia en la oración para alcanzar la unión con Dios
XXXVII. DIVERSAS CLASES DE ORACIÓN: ACCIÓN DE GRACIAS
Diversos modos de orar
Acción de gracias en san Pablo
Motivos para dar gracias y alabar a Dios
Esperando nuestra plena redención
Oración constante, en todas las situaciones de la vida
Orar para preservar la fe y amar
XXXVIII. LA ORACIÓN EN LA CARTA A LOS FILIPENSES
La alegría de ser cristiano y de ir al encuentro del Señor
Podremos si tenemos los mismos sentimientos que Cristo
Valor de la muerte de Cristo en la Cruz
Vivir la humillación de Cristo y realizar la voluntad de Dios
La exaltación de Cristo
Aplicaciones para nuestra oración
XXXIX. LA ORACIÓN EN EL APOCALIPSIS
Escuchar la Palabra de Dios
Esperando el retorno del Señor: la oración da confianza
Oración de la comunidad cristiana: expectación
Nuestro encuentro con el Resucitado
Llamamiento apremiante de Jesucristo a las Iglesias
XL. ORANDO CON EL APOCALIPSIS
Dos modos de vivir: según Cristo o según el Maligno
Seguir al Señor: el trono de Dios, el Cordero y el libro
Significado de los símbolos: necesidad de la oración
Para comprender la historia: la oración ayuda
Orar insistentemente por la venida del Reino
Diversas expresiones de oración
XLI. ORAR CON LA LITURGIA DE LA IGLESIA
Aprender a orar con Jesús
Dejarse llevar por el Espíritu Santo: Palabra de Dios y liturgia
Enseñanzas del Concilio sobre la liturgia
Iglesia y liturgia
Liturgia y vida de oración
XLII. IMPORTANCIA DE LA ORACIÓN LITÚRGICA Y PERSONAL
La oración litúrgica y personal
Tratar a Dios personalmente
Descubrir a Cristo en su Iglesia: la liturgia
Orar a Dios personalmente en la comunión de la Iglesia
La liturgia, acción de Cristo y de la Iglesia
La liturgia, manifestación de la Iglesia
BIOCURRICULUM
FONDO EDITORIAL