NIETZSCHE, DEMOLEDOR

 
Presentación


Al abordar en este libro la persona y obra filosófica de Friedrich Nietzsche afrontamos un reto asaz complejo, por no decir complejísimo…

La razón es clara. El pensador alemán no es un filósofo más “al uso”; es decir, como los antiguos filósofos, o los filósofos de siempre... No lo es, en primer lugar, porque desprecia y desecha a los filósofos clásicos, exceptuando a los griegos (de entre ellos excluye a Sócrates y Platón, que no se avienen a sus principios). Este volver tanto a los griegos, estimo que resulta un tanto arcaizante.

Por otra parte, se le ha reprochado que: “Nietzsche adopta muchos conceptos, perspectivas y ele­mentos filosóficos de su propia tradición inmediata (y de las tradiciones precedentes) a menudo irreflexivamente, sin depurarlos de sus limitaciones e inexactitudes; además, sus propios conceptos e ideas a veces adolecen de inexac­titud y es posible achacar determinadas disonancias a su irreflexividad. Pero es que también cuando sus conceptos son exactos y enérgicos, como atajos en la maleza que recorre con paso decidido, no extraen su potencia filosófica de un conocimiento profundo de la tradición, sino de la for­ma en que están entrecruzados unos con los otros”[1].

Tampoco es el clásico filósofo porque rompe con muchos e importantísimos principios de la filosofía antigua, y de los valores perennes.

En efecto, quienquiera que se asome a sus escritos –basta con dedicarles un tiempo- enseguida se persuadirá de la razón del título de esta obra: Nietzsche, demoledor. Nietzsche, en su ataque frontal a la metafísica y a los valores morales, es eminentemente destructor. El vacío resultante es el nihilismo.

Podríamos haber tomado otro, pero al optar así hemos pensado haber acertado, pues el escritor alemán al proponerse la abolición de los valores antiguos, de los valores absolutos, y anunciarnos la promesa de una nueva humanidad, llevó a cabo –sin duda alguna- una eminente obra demoledora. Cosa que él mismo reconoció, y que expresamente quiso que fuera así.

En honor a la verdad, hemos de decir, además, que es un título tomado de unas palabras pronunciadas por él mismo, que ha pasado a la historia como impulsor de la filosofía “del martillo”,… pues se aplicó con gran energía contra los valores más altos del orden moral y de la civilización.

Nietzsche consideró que los valores antes cultivados (Dios, moral, vida espiritual, inmortalidad…) habían caído, y por eso se demostraban falsos. Lógicamente, todo ello repercute sobre la sociedad, el matrimonio y la familia, el modo de entender la vida humana y de realizarse el hombre…

Por eso la humanidad se hallaba en una situación de nihilismo. Era, pues, urgente proceder a la creación de nuevos valores, que llenaran ese vacío. Es la innovación nietzscheana: amor a la vida, la fuerza, voluntad de poder, superhombre, eterno retorno…

Son conceptos que él construyó o creó, sin ningún apoyo o fundamento en la naturaleza humana, cuya existencia negó, al igual que en el obrar humano se actuara en orden a una finalidad. Conceptos que responden a su inventiva personal, pero que tampoco se orquestan conforme a un sistema de pensamiento lógico-metafísico, realidades que a su vez niega, pues para él todo es subjetividad, arbitrariedad, creación de cada persona según sus gustos e inclinaciones…

Por eso, una vez más –así lo considero modestamente- hemos de asentar que Nietzsche no fue un filósofo que se caracterizara por el rigor intelectual, basado en el empleo de la razón y de la lógica. Diseñó los nuevos valores –con los que pretendía revolucionar la vida humana y la entera civilización-, a los que trató de armonizar (curiosamente, él que desechó la metafísica, devino en metafísico para justificar su pensamiento) con su ideología.

Digo tal porque no he hallado que su discurso filosófico sea riguroso en razón de la naturaleza de las cosas –la cual ya dijimos no existe- y del proceso racional, que tampoco reconoció pues para él todo es subjetividad. Incluso el mundo no existe en sí, tampoco los seres que percibimos…

Por todo ello, y por la forma principal en que formuló su pensamiento –sus afirmaciones aforísticas-, no me resulta convincente como filósofo. Sus aforismos constituyen afirmaciones de su voluntad, sin rigor racional alguno, fruto de su temperamento y, a menudo son expuestos como exabruptos extemporáneos.

En sus discursos creó un sistema, una especie de arquitectura verbal simplemente para refutar aquello en lo que no creía: Dios, el alma y su inmortalidad, la eternidad…

Es un pensador que, con su narrativa, va transmitiendo, en muchas ocasiones, una serie de contenidos nefastos para la vida de los hombres (esta es la razón del subtítulo: Para comprender nuestro tiempo). Eso sí, bellamente expuestos, con gran ingenio y belleza literaria… Poco más, pues la mayor parte de sus escritos son para fustigar los valores que no comparte o denigrar a los contrarios.

A mi entender, no realiza un discurso constructivo, mucho menos esperanzador para los hombres que pueblan este mundo, seres de carne y hueso, ni para el futuro de la humanidad: sus propuestas son elucubraciones que quedan suspensas en el aire, y nada más. Pues, podríamos preguntarnos: ¿Qué ha aportado Nietzsche a la mejora de la humanidad?, ¿con qué valores la ha enriquecido de hecho, siendo que los niega?...

Por ello, si tuviéramos ocasión, muy a gusto le preguntaríamos: ¿Cómo demostraría cuanto afirma en contraste con lo que la humanidad ha considerado como patrimonio espiritual y moral, común a todos los hombres, durante tantos siglos?... ¿En qué se basa para asentar que sus valores son mejores que los cultivados hasta el presente, más reales y auténticos, incluso más dignos de la persona humana?...

Ciertamente escribió muy bien, elegantemente. Todo el mundo lo reconoce. Hasta podríamos afirmar que su lectura cautiva al lector, ¡razón importante de su éxito!...

Pues no todo habría de ser negativo. Tal como lo ha presentado Suances Marcos, junto con Richard Oehler, su ingenio fue notabilísimo, llegando a ser uno de los grandes críticos de la cultura de su tiempo: “Nietzsche aparece así como uno de los pensadores de más poderoso dinamismo que ofrece la historia. Mientras la mayoría de los filósofos no han hecho sino construirse, con sus sistemas, asilos para huir del mundo, él se dio cuenta de la fragilidad de las construcciones humanas creyendo que es más honesto vivir a la intemperie que refugiarse del tempestuoso devenir que supone la vida misma”[2].

También hay quien lo ha presentado –retomando el pensamiento de Kundera y de Hannah Arendt- como el típico representante del “pensamiento experimental. Su primer impulso es el de corroer lo que está inmovilizado, socavar siste­mas comúnmente aceptados, abrir brechas para aventurarse en lo desco­nocido”[3].

Por otro lado, ha sido caracterizado como un pensador asistemático y notable por su amplia temática.

Como de todos es sabido, originariamente Nietzsche no fue un filósofo, sino un filólogo que luego se volcó en la reflexión filosófica. Los estudios universitarios que realizó no fueron filosóficos, sino filológicos. Sus amigos más notables fueron historiadores y helenistas. De ahí que se haya echado en falta en su filosofía una dimensión histórica más fuerte, viniendo a ser sobre todo un gran innovador.

Como buen filólogo dominó los recursos de la lengua alemana, a la que proyectó con nuevas perspectivas y desarrollos. Creó imágenes y figuras provocadoras, para a través de ellas expresar su pensamiento, o bien ocultarlo, y luego volver sobre ello, profundizando, con nuevos acentos y desarrollos originales.

Como se ha considerado por muchos autores, en su filosofía se advierten dos partes: una destruens y otra construens; una más profunda, otra menos… Pero no cabe duda que Nietzsche es muy importante en el acerbo filosófico-cultural de la humanidad. Buena muestra es que el influjo de su pensamiento está presente, de diversas formas, en todas partes y ámbitos del acontecer humano.

Así en lo que se refiere a la vida humana, legitimando el aborto y la eutanasia. En las nuevas proyecciones de la antropología en nuestros días: el hombre es afirmado a ultranza, pero sin norma moral ni contenidos éticos, dotándolo de gran poder (superhombre).

También en lo referente al matrimonio y a la familia, reconociendo el amor libre, el concubinato, el divorcio… ¡Y no digamos a nivel de relaciones sociales!, en esta sociedad tan competitiva en la que estamos insertos, asistiendo a esa lucha enconada entre hombres fuertes y débiles, que tratara él…

¡Y la configuración de los Estados y del Orden Internacional!, cuyas relaciones están netamente marcadas por el afán de dominio y de expansión (voluntad de poder).

¡Y no digamos lo que se refiere a la creencia en Dios y en su Iglesia católica!, tan cuestionados en nuestros días. Así la gran extensión del ateísmo y del agnosticismo, la increencia (la muerte de Dios). El ataque universal a los valores morales más esenciales a la persona, en un mundo en el que los hombres se han desentendido ampliamente de la ley moral divina, incluso de la ley natural. Donde sólo cuenta la subjetividad y el deseo individual –muchas veces marcadamente egoísta- (amoralidad y contramoralidad)…

Abundando en esto último, podríamos considerar las palabras de Lichtenberger: “La filosofía de Nietzsche es, en primer lugar, estrictamente individualista. «¿Qué te dice tu con­ciencia?, pregunta; debes devenir lo que eres»[4]. El hombre, pues, debe ante todo conocerse a sí mis­mo, conocer a fondo su cuerpo, sus instintos, sus facultades; después debe marcar su regla de conducta según su personalidad, acomodar sus ambiciones a sus aptitudes hereditarias o adquiridas, sacar el mejor partido posible de sus dotes naturales, así como de los acontecimientos exteriores que la casualidad le ofrece, corregir, en fin, del mejor modo posible, la naturaleza por el arte, al objeto de dar estilo a su carácter y a su vida. Cada uno realiza esta tarea como puede; no hay reglas generales y universales para llegar a ser uno mis­mo. La desigualdad natural de los individuos es una de las creencias profundas de Nietzsche: cada uno debe crearse su verdad y su moral; lo que para uno es bueno o malo, útil o dañino, no lo es necesariamente para otro. Por lo tanto, todo lo que puede hacer el pensador es, en definitiva, contar la historia de su alma, decir por qué camino ha conseguido descubrirse a sí mismo, en qué creen­cias ha encontrado la paz interior; impulsar con su ejemplo a los contemporáneos a que hagan lo que él, a buscarse a sí mismos y a encontrarse; —pero propiamente hablando, no tiene doctrina, no quie­re ser el pastor de un rebaño dócil”.

Íntimamente ligado al carácter individualista de su filosofía –tal como apuntamos-, está su extrema subjetividad: “Además, para apreciar equitativamente la importancia de los «errores» posibles en las teorías de Nietzsche, hay que tener en cuenta que toda su obra es esencialmente subjetiva. Ahora bien, el culto de la verdad objetiva es, como lo reconoce muy bien Nietzsche, la forma moderna más pode­rosa del sentimiento religioso. Al sabio le exigi­mos instintivamente el respeto escrupuloso a la realidad, le queremos tan imparcial, tan imperso­nal como sea posible. Sabemos bien, es verdad, que el objetivismo puro no es más que un señuelo; que nadie puede despojarse completamente de su personalidad y ver las cosas tal como son efecti­vamente; que toda verdad es, pues, en cierta me­dida individual; y que en una obra de ciencia lo esencial no es quizás lo que el autor ha tomado de la realidad, sino lo que ha puesto suyo. A pe­sar de esto, creemos invenciblemente en una ver­dad «objetiva» o «universalmente subjetiva» —lo que viene a ser lo mismo— y estimamos, en gene­ral, al autor en la medida en que sus ideas nos pa­recen conformarse con lo que nosotros estimamos ser la verdad objetiva. Así, pues, somos libres evi­dentemente, si a ello atendemos, de aplicar a Nietzsche esta medida, pero debemos hacernos cargo de que Nietzsche ha querido antes que nada buscarse a sí mismo, conocerse a sí mismo”[5].

Por otra parte –hay que tenerlo en cuenta-, Nietzsche pretendió hacer de todo ello una especie de pseudo-religión. De algún modo, en Así habló Zaratustra –que es reflejo de su persona y pensamiento-, él se presentó a la humanidad como una especie de dios-mesías, acompañado de sus discípulos y apropiándose en cierta medida de algunas expresiones evangélicas… De este modo, él –que pretendió ser un desmitificador- acabó creando nuevos mitos.

Su narcisismo y egolatría alcanzaron cotas notabilísimas… Jamás he leído expresiones como las suyas, reivindicando con tanta fuerza su yo personal, su ingenio y sabiduría, su locuacidad y perspicacia,… viniendo a ser uno de los hombres más grandes de la historia. De una historia que tendría un antes y un después en razón de él mismo, de la fuerza y profundidad de su pensamiento. En cierto sentido, llegó a expresar que con sus intuiciones y enseñanzas se tambalearía el orden del planeta, la vida de las naciones y el entero orden internacional…

Teniendo presente cómo fue su filosofía, podemos preguntarnos con Montinari: “¿Qué es en realidad la vida de Nietzsche? Y la respuesta es que la vida de Nietzsche son sus pensamientos, sus libros. Nietzsche es un raro ejemplo de concentración mental, de ejercicio cruel y continuo del intelecto, de interioriza­ción y sublimación de las experiencias personales, desde las más llamativas hasta las más insignificantes”[6]. La vida de Nietzsche es su filosofía, y su filosofía fue su vida, que acabó desgarrándolo profundamente, quizá hasta el extremo de ser –al menos en parte- causa de su locura. Así lo destacó también su gran amiga Lou Andreas-Salomé, buena conocedora del escritor.

Sólo me resta animar al lector a iniciarse en la lectura de este libro, escrito con el afán de ayudar a encontrar la verdad, para trabajar solidariamente con todos los hombres por un futuro mejor y más digno, para cuantos pueblan este mundo nuestro.

Es un libro al que, para crecer en la verdad, de modo que cada uno pueda concluir lo que considere justo, he procurado dotarle de un abundante aparato crítico, a fin de mostrar que cuanto afirmo no es fruto de mi inventiva o subjetividad, sino de la verdad del pensamiento de Nietzsche, ¡por muy crudo y duro que nos pueda resultar!... De ahí la proliferación abundante de sus enseñanzas, acompañadas por la reflexión de los estudiosos que han tratado del mismo.



[1] KOUBA, P.: El mundo según Nietzsche, Barcelona, 2009, p. 13.

[2] SUANCES MARCOS, M.: Friedrich Nietzsche: Crítica de la cultura occidental, Madrid, 1993, p. 333.

[3] LLINARES, J. B.: Filosofía y literatura: Nietzsche y Thomas Mann, en AA. VV.: Nietzsche y lo trágico, Madrid, 2012, p. 166.

[4] W. V, 269. Nietzsche en la primera edición de sus Obras (W), que cuenta hoy 12 volúmenes. (Leipzig, 1895-97.)

[5] LICHTENBERGER, E.: La filosofía de Nietzsche, Madrid, 1910, pp. 2-3, 233, según las citas.

[6] MONTINARI, M.: Lo que dijo Nietzsche, Barcelona, 2003, p. 15.


ÍNDICE

PRESENTACIÓN

 

OBRAS DE NIETZSCHE

 

 

I- VIDA DE FRIEDRICH NIETZSCHE

Rasgos identitarios

Su genio escritor

Desprecio a Alemania y a lo alemán

¿Fue antisemita, inspirador del nazismo?

Postura de Nietzsche ante la modernidad

 

II- EL FILÓSOFO NIETZSCHE

 

A) ¿Cómo fue la filosofía nietzscheana?

El conocimiento en Nietzsche

Propugnó el agnosticismo

Combatir la metafísica, ¿para dar lugar a otra metafísica?

 

B) Nietzsche, enfrentado con la verdad, niega su existencia

Concepción nietzscheana de la verdad

Cómo enfocó la verdad

No hay hechos sino interpretaciones

 

III- SU PENSAMIENTO SOBRE DIOS

 

A) La concepción de Dios en Nietzsche

Negador de Dios: oposición abierta y radical

Antiteísmo nietzscheano

Dios es manifestación de decadencia, que deriva en nihilismo

La religión es algo a descartar

 

B) Visión del Cristianismo

Posición de Nietzsche ante Jesucristo

El Cristianismo y el nihilismo

- Ante la irrupción del Cristianismo en la historia

- El sin sentido de la fe

- Posición contraria al Cristianismo

- El Cristianismo es el gran mal de la humanidad

- La redención de Cristo es una falsedad

- Crítica al Cristianismo

- Rechazo de la moral

- Posición ante la virtud

- El Cristianismo, como negación, da paso a Dionisio

- Superación definitiva

- Combatir el Cristianismo

- Radicalmente contrario a la Iglesia

- Rechazo visceral del sacerdocio

- Pensamiento contrario al ser cristiano

 

IV- NEGADOR DE LA MORAL

 

A) Nietzsche niega y combate la moral

No hay libertad, no hay moral

Contrario a la moral clásica

Sobre la moral cristiana

El problema del mal moral en Nietzsche

Según Nietzsche la moral frena y lleva al nihilismo

Hacia una moral nueva: afirmación de la vida y del superhombre

Negaciones de la moral

 

B) Su postura ante algunos valores

Posición de Nietzsche ante la vida humana

Sobre el matrimonio y la familia

Moral y nihilismo

Negación de la conciencia

No ha lugar al amor de Dios ni al prójimo

Rechazo del amor cristiano

 

V- ANTROPOLOGÍA NIETZSCHEANA

 

A) Cómo entendió al ser humano

Concepción antropológica

Niega el ser personal del hombre

Hacia un nuevo hombre

El último hombre

Profeta del superhombre

La mujer, rebajada en su dignidad y derechos

La humanidad vista por Nietzsche

Considerando el trabajo humano

 

B) El hombre, inserto en la vida social

Visión negativa de la sociedad

Concepción acerca del Estado

Contrario a la democracia por ser un sistema débil

Los derechos humanos son descartados

 

C) El hombre en las entrañas del mundo

Inexistencia y falsedad del mundo según Nietzsche

Pensamiento de Nietzsche sobre Europa

Cómo concibió Nietzsche la cultura y la ciencia

La expresión artística

 

D) Visión de la historia

Para construir una historia nueva

No hay sujeto ni objeto: Todo es interpretación

Puertas abiertas al nihilismo: el eterno retorno

 

VI- LA AFIRMACIÓN DE LA VIDA

Percepción negativa del Cristianismo

El valor nietzscheano de la vida

Voluntad de poder y afirmación de la vida

Nihilismo y vida

Vitalismo: las contradicciones vitalistas de Nietzsche

 

VII- EN EL CENTRO DEL NIHILISMO

 

A) Posición ante Dios

Dios ha muerto

Dios ha muerto: debe vivir el superhombre

¿Qué futuro cabe esperar tras la muerte de Dios?

 

B) El nihilismo

La realidad del nihilismo

¿En qué consiste?: Afirmación de la vida en contra de la metafísica

¿Cómo hemos llegado a esta situación?

Causas que lo han producido: clases

Nietzsche ante el ente

La nada como valor

El futuro de la humanidad se llama nihilismo

El eterno re­torno, superación del nihilismo

 

C) Voluntad de poder

Decrece la fuerza del hombre

El ser humano debe ser fuerte

¿Qué es la voluntad de poder?

¿Cómo hacerla operativa?

Prescindir de la moral y afirmar la libertad

Voluntad de poder para afirmar el valor de la vida

¿A dónde va Nietzsche? El dominio planetario

La voluntad de poder y el eterno retorno

Temor y confusión de Nietzsche por la voluntad de poder

Manipulación de los escritos póstumos de Nietzsche y voluntad de poder

 

D) El superhombre

Perfil del superhombre: tema central en Nietzsche

¿Cómo se ha llegado a ello?

Zaratustra y el superhombre

Cómo es el hombre nietzscheano

Consecuencias que se derivan

 

E) El eterno retorno

¿Qué es el eterno retorno?

Voluntad de poder y eterno retorno: surge Zaratustra

Piedra angular del pensamiento nietzscheano

El mundo entendido como círculo cerrado: La religión lo abre

Valoración de la teoría nietzscheana

                                       *****

 EPÍLOGO

Tan identificado con su obra, deparó en locura

Después de Nietzsche, ¿qué?

 
BIBLIOGRAFÍA

 
Biocurriculum

Fondo editorial


 


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