VIA LUCIS: VIVIENDO CON JESÚS RESUCITADO

 

 
Presentación

PRESENTACIÓN

 

Tenemos el gusto de ofrecer al lector este libro, que surgió en una conversación entre amigos. Considerando que, a lo largo de los siglos, el rezo del Via Crucis había sido un referente en la vida de los cristianos, y alimento espiritual de muchas almas, pensé que no había que limitarse a contemplar la Pasión de Cristo, por muy trágica y aleccionadora que sea…

¿Quién hay que no se conmueva ante la meditación y vivencia de los tormentos que sufrió el Señor por nosotros?... Además, la meditación de esas escenas ha sido escuela de virtudes para muchos creyentes, y pauta a seguir en nuestra identificación con el Señor.

Aunque Pascal escribiera aquellas célebres palabras: “Cristo estará en agonía hasta el fin del mundo”, para mostrar que Él sigue ofreciéndose al Padre por nosotros (especialmente en el Santo Sacrificio de la Misa), y que la Redención se actúa día a día,… el único Jesucristo existente es el Resucitado.

Si bien es verdad que jamás hemos de olvidar lo que Él sufrió por nosotros, considero que, en cierta medida, sería un error centrarnos exclusivamente en el Cristo sufriente.

¡Es el Señor victorioso de la muerte y del pecado, vencedor de Satanás, quien nos tiene que llenar con la alegría de su triunfo!... Es Él quien tiene que caldear el ambiente natural en el que se ha de desenvolver la vida del cristiano: alegría, esperanza, confianza… Más cuando sentimos a flor de piel vivir en un mundo tan marcado por las guerras y los conflictos, el odio y la violencia, el desamor y lucha entre los hombres, el ateísmo y la indiferencia religiosa, la secularización y el laicismo… También cuando el sufrimiento y la muerte nos golpean y zarandean, hasta poner en crisis la razón de nuestro existir en el mundo…

De ahí que haya tomado con ilusión esperanzadora redactar estas hojas con el único deseo de llenarnos de la alegría pascual del Resucitado, de compenetrarnos con Él, hasta el extremo –como hicieran los Apóstoles- de tocar sus llagas y de palpar su carne y sus huesos.

¡Es muy importante que en nuestra vida espiritual tengamos esta experiencia interior!... ¡Que sepamos de Jesucristo Resucitado, sin jamás olvidar sus llagas, que nos hablan de cuánto nos ama y que son su señal de identidad!...

Así, pues, retomando las escenas evangélicas y los demás escritos neotestamentarios (a fin de experimentar la alegría y esperanza de la Iglesia naciente de Pentecostés), en las páginas que siguen a continuación, hemos tratado de vivir la experiencia pascual de los primeros cristianos en su trato con Jesús Resucitado. Es un camino de amor y esperanza; un camino recorrido con el Resucitado, y un camino en su búsqueda, pues san Agustín escribió: “Nuestro corazón está inquieto hasta que descansa en Ti”… De ahí la razón de su título: Via Lucis.

Si antes decíamos que le rezo del Via Crucis había ayudado a adquirir las virtudes cristianos, además de vivir la compasión con el Redentor, también hemos procurado que este libro, Via Lucis, sirva a ese mismo objetivo: transformar nuestras vidas, para identificarnos lo más perfectamente posible con Jesucristo. De ahí su carácter práctico y vivencial, incidiendo en la realidad concreta de la vida de los creyentes.

También se titula Via Lucis porque quiere ser no sólo un libro en busca de Jesucristo Vivo, sino un camino a seguir para hallarlo más allá de la muerte, en el Reino de los cielos. Confiemos, contando con la imprescindible gracia de Dios, que así sea: ¡Que nos sirva de estímulo para orientar nuestras miras hacia el Cielo, única meta para la que Dios nos ha creado!... ¡Única razón por la que, en última instancia, merece la pena vivir, y tiene sentido la existencia!

Con este fin, el lector podrá contar con los dos primeros Via Lucis, para Vivir con Jesús Resucitado, y con Él Camino hacia el Cielo. Estos podrían ser los modelos tipos o centrales. Los demás ayudarán a vivir la vida cristiana y eclesial en comunión íntima con el Redentor.

 


ÍNDICE
 

PRESENTACIÓN

 

CÓMO ORAR

 

 

CON JESÚS RESUCITADO

 

I. Un encuentro inesperado

II. El Resucitado confía en nosotros

III. Jesús nos llama por nuestro nombre

IV. Aunque tarde, ¡hemos visto a Jesús resucitado!

V. ¡Vivamos siempre con Jesús!

VI. El Maestro nos llena de su paz

VII. ¡Tenemos que tocar a Jesús!, ¡y abrazarle!

VIII. Hemos de ser íntimos del Señor

IX. El Resucitado ya no nos puede separar de Sí

X. Todo en nuestra vida es un don de Dios

 

CON JESÚS RESUCITADO HACIA EL CIELO

 

I. El Señor nos lo muestra

II. Jesucristo nos llama al Cielo

III. El Señor nos introduce en el Cielo

IV. Busquemos los bienes de arriba

V. El Resucitado sigue obrando en nosotros y en la historia

VI. ¡El Señor es nuestro Juez de amor!

VII. ¡Somos de Dios, ¡viviremos eternamente con Dios!

VIII. Jesús nos acompaña camino del Cielo

IX. ¡El Resucitado nos resucitará!

X. ¡Y reinaremos eternamente con Jesús!

 

 

A. CÓMO Y DÓNDE ENCONTRAR AL RESUCITADO

 

I. Cuando ya no hay nada que esperar

II. Los ángeles nos hablan del Resucitado

III. Con la obediencia se llega a Dios

IV. Jesús nos llena de paz

V. Jesús con sus amigos

VI. El Resucitado está en la Iglesia de Dios

VII. Donde se halla un bautizado, allí está el Señor

VIII. Para estar con el Señor, hay que estar insertos en la Iglesia jerárquica

IX. Donde está el bien, allí está Jesús

X. El mundo renovado contiene al Resucitado

 

 

B. BUSCAMOS AL RESUCITADO

 

I. ¡No busquemos entre los muertos al que vive!

II. Busquemos al Resucitado donde lo podamos encontrar

III. Para encontrar al Señor, hemos de salir de nosotros mismos

IV. Necesitamos que Jesús nos libere del demonio y perdone nuestros pecados

V. Todos los creyentes somos importantes en la Iglesia de Dios

VI. Cuando los hombres se obstinan en no creer…

VII. ¡Dios no se cansa de amarnos!

VIII. ¡Cómo Dios confía en nosotros!

IX. El Resucitado nos confía los medios necesarios para llevar a cabo su misión

X. Jesús, siempre con nosotros

 

 

C. HEMOS DE SER TESTIGOS DE LA RESURRECCIÓN DE CRISTO

 

I. ¡El Señor ha resucitado!

II. Los Apóstoles no creen el testimonio de las mujeres

III. En Pedro surge la duda de la resurrección

IV. El Señor resucitado busca a sus amigos

V. El Resucitado nos reprocha nuestra incredulidad

VI. El Señor nos da razón de su resurrección en las Escrituras

VII. ¡Quedémonos con el Resucitado!

VIII. Tenemos que dar testimonio del Resucitado

IX. ¿Temor por ver a Jesús resucitado?

X. El Señor disipa toda duda en su resurrección

 

D. AMIGOS Y TESTIGOS DEL RESUCITADO

 

I. ¡Nuestro Señor ha desaparecido del sepulcro!

II. ¿Estamos persuadidos de la verdad de la resurrección de Cristo?

III. ¡El Resucitado nos llama por nuestro nombre!

IV. Jesús ahora no puede decirnos lo que a María

V. ¡Seamos testigos del Resucitado!

VI. Cristo glorioso nos llena de su paz

VII. ¡Cómo Dios confía en nosotros!

VIII. El Resucitado envía a sus Apóstoles a perdonar los pecados

IX. Creamos en el Resucitado: ¡no seamos como Tomás!

X. Comiendo con el Resucitado

 

E. ENCONTRAMOS AL RESUCITADO EN SU IGLESIA

 

I. ¡Tenemos que dar testimonio del Resucitado!

II. Con Cristo Resucitado, ¡nos hemos sentado en el Cielo!

III. María nos ayuda en la ausencia de Jesucristo

IV. El Señor cumple su promesa: envío del Espíritu Santo

V. San Pedro da testimonio del Resucitado

VI. Aunque parezca increíble, ¡el Señor vive!

VII. ¿Cómo podemos alcanzar al Resucitado, cómo salvarnos?

VIII. Vivir la comunión con el Señor y los hermanos en su Iglesia

IX. El poder del Resucitado hace milagros

X. La fuerza apostólica de Pedro, testigo del Resucitado, ¡único Salvador!

 

 

F. LA IGLESIA, TESTIGO DEL RESUCITADO

 

I. ¿Podríamos vivir el gozo de la resurrección como los primeros cristianos?

II. Los principales de Israel conminan  a los Apóstoles que no hablen del Resucitado

III. Saulo perseguía al Resucitado…

IV. Saulo es vaso de elección para Cristo

V. San Pedro realizó milagros y habló del Resucitado ante Cornelio

VI. Gran energía de Pablo dando testimonio de Jesús resucitado

VII. Discurso de Pablo en Atenas sobre la resurrección

VIII. ¡No temamos hablar del Resucitado!

IX. Sirviéndose de la resurrección, Pablo salva la vida

X. ¿Es imposible la resurrección?

 

 

G. ESPERANDO NUESTRA RESURRECCIÓN

 

I. Esperemos confiados en Cristo nuestra resurrección

II. Si Cristo ha resucitado, ¡es que hay resurrección!

III. ¿Es posible que resucitemos?

IV. ¡El misterio tan grande que nos espera!

V. Para Dios es muy fácil resucitarnos

VI. Lo que está por suceder

VII. ¡No olvidemos, pase lo que pase, que el Señor ha resucitado!

VIII. Jesucristo es el primogénito de los muertos

IX. Alegría y seguridad de ser discípulos del Señor

X. ¡El Señor nos espera en el Cielo!

 

H. EN EL CIELO VIVIREMOS ETERNAMENTE CON DIOS

 

I. ¡Dios se ocupa de nosotros!

II. Esperamos firmemente vivir con Dios para siempre

III. Mientras permanezcamos en este mundo nos hallamos en la gran tribulación

IV. Viviremos en el Cielo, ¡para servir a Dios!

V. Temamos santamente a Dios

VI. ¡Nuestro Rey viene a salvarnos!

VII. ¡Y veremos a María!

VIII. ¡Viviremos eternamente con el Cordero!

IX. Seremos bienaventurados

X. En el Cielo glorificaremos a Dios en plenitud

 

Biocurriculum

 

Fondo editorial

 

 


Precio 12 €