Eladio del Campo Íñiguez
Eladio del Campo Íñiguez estuvo unos 42 años impartiendo clases, por lo menos en 6 idiomas, en Tánger, Andorra, Montpellier y Marsella. En Francia le concedieron una condecoración académica de gran relieve.
Venía en vacaciones a su pueblo, Murillo de Río Leza, donde donó el terreno para construir unas escuelas que llevan su nombre. De manera constante hacía donaciones a la iglesia del pueblo, y muchas más cosas encomiables.
Falleció en Murillo el 27 de diciembre de 1978, a los 82 años de edad y fue enterrado en el cementerio de su pueblo.
Como persona es ejemplar, digna de reconocer. Escribió el libro POEMAS, del cual extraemos 2 poesías que hacen referencia a su pueblo natal:
(Quand reverrai-je, hélas, de mon petit
Village – Fumer la cheminée…).
Joachim du Bellay
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Quien no ha visto tus viñas y olivares No conoce la gracia de tu tierra; Su recuerdo ilumina mis pensares. Ese llano, Murillo, en que te encierra El agua de tus ríos y hontanares, Para mí es lo más bello de la Tierra. |
(Evocación)
Ilusión, mentira verdadera.
Ilusión, suave y poderosa ilusión.
Con tu bálsamo unge mi cabeza
Y sé la levadura de mi razón.
R. Pérez de Ayala
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El huerto, en la hora ardiente meridiana, Violos surgir temblorosos de anhelos Por lanzarse a los gozos de la vida. Brotaron los saludos placenteros; Destaparon las rosas sus esencias; Resonaron en los árboles gorjeos; Vibró el aire de estrépito de alas Y una parte de mí se fue con ellos, En un rincón, el laurel centenario, Fiel guardador de preciosos secretos, Espera año tras año, en mi retorno A revivir entrambos nuestros sueños. Al véspero, sus hojas auriverdes Son asaltadas de tropel parlero De pajarillos que ávidos se cuentan Las incidencias del vivir hodierno. Cuando el Domingo de Ramos llegaba, Tú nos brindabas tus ramos austeros Que, cargados de dulces y rosetas, Blandíamos triunfantes los chicuelos. ¿Qué te dicen tus huéspedes amados, Los verderones de los picos recios? ¡Cuántas veces oí su voz canora Y seguílos en brincos y revuelos Al perseguir insectos zumbadores, Sabroso cebo para sus polluelos! Sombras de los que fueron te rodean A ti, símbolo noble de lo eterno; Ya no veo matojos de agrazones, Ni se yerguen lozanos los renuevos De avellano; enlutados mirlos antes Celebraban en ellos sus misterios. |
¿Emigraron los pardos ruiseñores? ¿No oiremos ya nunca el trino excelso Que, en la noche, se alzaba despertando En el alma sublimes sentimientos? ¿No se velaron con fúnebre manto El huerto, el río y el radiante cielo, Cuando extinguirse vieron lentamente La majestuosa copa del cerezo? Yo lo había plantado con mis manos, Con ilusión seguía el crecimiento De sus nacientes tallos; yo esperaba, Aflicto de interior desasosiego, La primera eclosión de sus botones Y la sazón de sus frutos bermejos. En él se daban cita las abejas, De zumbidos vibraba el albo cerco; Los golosos gorriones sometían Las túrgidas cerezas a saqueo. Cabe el rosal evocar me placía De la vida azarosa los recuerdos, El desfilar de los seres perdidos, Embeleso del alma y su tormento. ¡Rosas queridas, rosas perfumadas, Que manos adorables, leve el gesto, Iban entresacando, gloria fuisteis Del hogar amoroso y recoleto! ¿No seré yo ya sombra entre las sombras Que vagan misteriosas por el huerto? Estos pobres gorriones ciudadanos, De prisión angustiosa compañeros, Por las sutiles ondas de emoción Me han removido el fondo de lo eterno. |
Marsella, 26 de Febrero de 1963.
José Manuel Ramíred Martínez
Quien mejor que él mismo para explicar su currículum, experiencias e investigaciones, aquí os dejo un enlace a su página personal, es muy interesante.
Web, José Manuel Ramírez Martínez